viernes, 4 de junio de 2010

ALÉJATE DE LA SOLEDAD



Iris era la hermana mayor de mi madre. Era el único familiar que conocí. Tras la trágica muerte de mi madre cuando yo cumplí un año, ella no dudó en acogerme y brindarme su apoyo. A lo largo de los años se dedicó integramente a mi educación y bienestar. Sobre todo intentó darme una vida normal, a pesar de ser huérfana de madre y haber sido abandonada por mi padre incluso antes de nacer. Siempre buscó que me sintiera cómoda en la sociedad y que en todo aspecto fuese feliz. Sin embargo, ella era una persona muy sola. Nunca se casó. A medida que los años pasaban y yo iba creciendo, me llenaba de nostalgia pensar que algún día me iría de casa a seguir mis sueños. Tenía miedo de dejar sola a Iris, pero me entusiasmaba la idea de experimentar el mundo.

Ese día llegó. Cuando cumplí 18 años, recibí una beca para estudiar ballet en Europa. Sin dudarlo lo acepté. Iris me dijo que se sentía muy orgullosa, pero sus ojos reflejaban melancolía. Nos despedimos con un fuerte abrazo y ella me prometió que estaría bien y no dejaría de escribirme.

Yo nunca dejé de escribirle. Le enviaba carta semanales, en ellas le contaba todo lo que hacía y lo bien que me sentía con mis amigos practicando una de mis grandes pasiones. Iris también respondía mis cartas con frecuencia. Siempre escribía consejos y añadía al final que no sucedía nada neuvo en su monótona vida. Hasta que cierto día me contó que había vuelto a ver a uno de sus amores de la infancia. Este hombre era viudo y pretendía entablar una relación con Iris.

En sus posteriores cartas, Iris me contaba que estaba enamorada como una quinceañera y estaba segura de que aquel hombre era el amor de su vida y su perpetuo compañero. Realmente me alegré mucho al enterarme que mi tía ya no estaría sola y que por fin era completamente feliz.

Así pasaron los años. Iris era la eterna novia de ese hombre y esperaba ansiosa a que él le propusiera matrimonio, ese fue siempre su sueño: vestirse de blanco. No obstante, hace un mes ella dejó de responder mis cartas y por todo el trajín de los ensayos, le resté importancia. Pero algo dentro de mí me decía que las cosas no marchaban bien... y no me equivoqué.

La semana pasada, recibí una llamada que paralizó mi corazón... era la policía de mi país. Me informaron que Iris había sufrido un accidente de auto y lamentablemente falleció al llegar al hospital. Fue unos de los golpes más duros que he recibido. Sin dudarlo, tomé el primer avión y regresé para despedirme por última vez de ella.

Solo nos teníamos la una a la otra. A su entierro solo asistí yo. Me preguntaba dónde estaba ese hombre a quien Iris había entregado su alma. No tenía cómo contactarme con él, tan solo sabía que se llamaba Fernando.

Cuando entré a mi casa, la tristeza me invadió al recordar todos los momentos maravillosos que había vivido junto a Iris. Al entrar a sus habitación, empecé a llorar sin consuelo. Me acosté en sus cama, abrí su closet, me acerqué a su velador, todo estaba tal cual como siempre lo dejaba, incluso aún se sentía su perfume.
Volteé mi nirada hacia la pared y me paercaté de un cuadro que estaba chueco. Intenté enderezarlo y cuando lo hice encontré una llavecita que estaba colgada detrás de él. Reconocí que era de la cajita musical de Iris. Solo ella y yo sabíamos de la existencia de esa cajita. Todavía recordaba el lugar secreto donde solía guardarla. A pesar de los años, seguía allí. La desempolvé y la abrí. Me sorprendió encontrar un sobre con mi nombre. Lo rompí para leer, lo que al parecer era una carta que Iris había escrito. No tenía fecha, pero estaba un poco succia y arrugada.Empezaba con un "Nunca dejes de quererme mi niña". En las siguientes líneas Iris escribió algo sumamente espeluznante:
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"Nunca pensé en la posibilidad de casarme, porque dediqué toda mi vida a tu cuidado. No me arrepiento. Siempre te sentí como una hija y te amo infinitamente.... Fernando regresó un día a mi vida y me enseñó que podía enemorarme a pesar de que ya no era una chiquilla. Junto a él ya no me sentía sola. Me irradiaba protección y comprensión. Al mes formalizamos nuestra relación y todos los días esperaba con entusiasmo a que él me preguntara si me quería casar.... Pero nunca lo hizo. Avanzaba el tiempo y él se mudó a esta casa. Me hacía tan feliz ya no pasar las tardes a solas en mi viejo sofá.
En ningún momento dejó de entusiasmarme la idea de casarme. Pero cada día Fernando se comportaba más distante y frío. Ya no era el de antes. La sensación de soledad volvía a acercarse a mí.
Un día me levanté temprano para ir al mercado y comprar unas cosas para prepararle un delicioso almuerzo. Cuando regresé, escuché que él hablaba por teléfono. Él le decía a alguien que ya tenía listas su maletas y los tickets del tren y que se iría con mis joyas y mis ahorros cuando yo esté dormida.
¡Quería morir! No podía dar crédito a lo esuchado. Pero.... ¿Por qué tenía que ser yo la que muera?... ¿Por qué no él?... Entré a la cocina y actué como si no hubiese pasado nada. Le dije que regresaría al mercado para comprar unas verduras que olvidé. De camino mis planes cambiaron.... compré arsénico.
Muy amorosamente le serví el almuerzo. Me senté a su lado. Con la primera chuchara murió instantáneamente. Levanté de la silla su pesado cuerpo y lo llevé al ático. Allí acondicioné una cama que llené con pétalos de rosas para mi adorado Fernando. Él juró nunca dejarme y yo lo ayudaría a no romper su juramento. También embalsamé su cuerpo para no olvidar su bello rostro.
Todas las tardes subo para acompañarlo. Simplemente no quiero estar sola. Tú me entenderás cuando te enamores.
Lo más probable es que cuando leas esta carta yo ya habré muerto porque me detectaron una enfermedad mortal que me aniquilará en unos meses...
Nunca te permitas caer en la soledad y a pesar de todo no olvides que siempre te he amado mi niña .... Esas fueron las últimas letras de la carta.
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Jamás imaginé que mi buena tía Iris llegaría a tal grado de locura. No la juzgo y no lo haré. Sencillamente borraré de mi memoria esta parte de su vida, pero recordaré su consejo final: no dejar que la soledad me alcance.

NO OLVIDES LA LUZ AL FINAL DEL TÚNEL

Es cierto que vivir es un desafío diario. Siempre se presentarán obstáculos, deislusiones, oportunidades frustradas, sueños pisoteados y momentos amargos. no obstante, vivir también es un don que nos permite experimentar y gozar de lo maravilloso del mundo y del contacto con las otras especies. A pesar de lo nubaldo del panorama, sí vale la pena seguir... Seguir intentándolo porque la luz al final de túnel, está allí. Aunque a veces lo olvidamos, a nuestro lado siempre encontraremos personas que nos aman y necesitan de nosotros. El egoísmo es una estaca poderosa que no solo lastima a los que nos quieren, sino también a nosotros mismos al privarnos de la infinidad del amor. Quitarse la vida nunca es la solución y contribuye al incremento del círculo de violencia.
Gracias por seguir intentando...

DESPIERTA TUS SENTIDOS BAJO LOS AIRES BRITÁNICOS DE LA TORRE DE LONDRES


***Cada mañana el sol ilumina desde un enorme ventanal la principal habitación de la imponente Torre Blanca. Al llegar a su ocaso, se desenvuelven la magia y el misterio de una de las edificaciones más significativas del poderío y la opulencia de la Monarquía Británica: La Torre Londres. Construida hace más de 900 años, ha sido palacio real, sede de gobierno y también escenario de los acontecimientos más sangrientos de la historia de Inglaterra. La neblina de la noche guía el recorrido por los interminables pasillos que dividen las lujosas habitaciones de los antiguos reyes, de las mazmorras de decapitación y encierro de esclavos. Sus oxidadas puertas de hierro se abren para invitarnos a pasear por sus inhóspitos jardines.
***En la Torre de Londres, los ojos se recrean con la majestuosidad del decorado: los cuadros, las paredes, los muebles... También se quedan atónitos ante la barbarie de los objetos de tortura. De igual manera, la nariz se deleita con el aroma de las flores. Sin embargo, al oído se le pueden revelar las voces de las almas que deambulan buscando una absolución que nunca llegará y que las detiene en esta fortaleza, que es mucho más que roca.